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martes, 2 de noviembre de 2010

EL ESPINO BLANCO

Hay en alguna parte del campo de Becilla de Valderaduey, que yo conozca, en dos lugares, un arbusto espinoso, que se conoce con varios nombres: majuelo, espino blanco y en algunos otros manzanito de pastor. Sus frutillos son las majoletas, amayuelas o manzanitas de pastor. Aquí les llamaba, mi amiga Paula, maulinos. Ella fue la persona que hizo conocer este tipo de manzanitas, mediante su obsequio entusiasmado, dándome un puñadito de esta baya silvestre; ante mi sorpresa y alborozo disimulado. Lo que ha determinado mi mayor atención e interés por esta variedad de planta silvestre. Se puede encontrar en La Huerta San Martín y, en el Majuelo de los Francos.
Es un arbusto que no suele pasar de un par de metros de altura, tiene unas ramitas aguzadas y convertidas en espinas, unas hojas lobuladas que nos recuerda a las del roble pero en miniatura. En primavera se viste completamente de blanco, le salen las flores en corimbo, tipo de inflorescencia abierta en racimos en la que los pedúnculos florales nacen en distintos puntos del eje y terminan aproximadamente a la misma altura, formando ramilletes lo que le da ese aspecto floral intenso dominante y, de olor agradable. Casi a la vez nacen las hojas, siendo un símbolo inequívoco de la llegada de la primavera en las huertas o ladera de los tesos poblados de arbolado al borde de las tierras de labor. Su tronco es de madera y corteza muy similar al manzano silvestre y echa las raíces muy hondas. El fruto es redondo, coronado por el cáliz o lo que queda de él, de dimensiones  de un guisante o un garbanzo, de color rojo, con un solo hueso y la carne es de sabor soso y harinoso. Florece en Abril, Mayo y maduran los frutos a partir de agosto. Las hojas caen en otoño ya que es un arbusto caducifolio, dejando las ramas y espinas desnudas, entonces bien visibles, la hojarasca se descompone en el suelo, contribuyendo a fertilizarlo.
Las flores son consideradas como un excelente tónico del corazón y el aparato circulatorio, son sedantes y antiespasmódicas, contribuyen a minorar la presión sanguínea y a ponerla a tono si está demasiado baja. También se han manifestado las propiedades sedantes en caso de insomnio. La manera más sencilla de tomar las flores del espino blanco, es en tisana; en una taza se pone un puñadito de flores y se llena la taza de agua hirviendo. Cuando se enfría se apartan las flores y se bebe a sorbos, una taza durante la comida y otra en la cena. Esta receta se puede prolongar en el tiempo y no ofrece peligro alguno. El Códex francés manda preparar una tintura con 200grs de flores y 1000grs de alcohol de 60º. De esta tintura se recomienda tomar unas gotas cuatro o cinco veces durante el día.
Se recolectan las flores en primavera, cuando están a punto de abrirse y se desecan lo más rápidamente posible. En un lugar aireado y a la sombra, luego secas se colocan en un saquito o cajita sin apreturas, conservándolas en un sitio seco. Tanto las flores de Crataegus monogina o Crataegus oxiacantha contienen quercitrina y, por descomposición de la misma quercetina, también pequeñas cantidades de una esencia y, cuando están frescas recién cogidas, trimetilamina. Además de lactonas y, diversas flavonas que se hayan en las hojas y, frutos, a las que se atribuiría en parte su acción cardíaca. 


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